En defensa de la España rural
  • Los organizadores han situado la asistencia en alrededor de 400.000 personas, mientras que la Delegación del Gobierno ha rebajado esta cifra a 150.000
  • Miles de agricultores, ganaderos, cazadores y otros colectivos recorren la distancia entre los ministerios de Agricultura y Transición Ecológica, en el punto de mira por la protección al lobo, la energía y las políticas hídricas

Y el campo inundó el corazón de Madrid en este primer domingo de primavera con la banda sonora de los cencerros, algunos silbidos, aplausos y no pocos gritos de «¡Fuera! ¡Fuera» dirigidos al Gobierno. Se trata de la última etapa de unas movilizaciones que comenzaron a finales del año pasado y que han recorrido toda la geografía española. Las principales organizaciones agrarias (Asaja, COAG, UPA y Cooperativas Agroalimentarias) han compartido pancarta con los regantes representados por Fenacore (Federación Nacional de Comunidades de Regantes de España), la Real Federación Española de Caza (RFEC), la Oficina Nacional de Caza (ONC), Alianza Rural y la Unión de Criadores de Toros de Lidia (UCTL). Los organizadores han situado la asistencia en alrededor de 400.000 personas, mientras que la Delegación del Gobierno ha rebajado esta cifra a poco más de 150.000 personas.

Miles y miles de agricultores, ganaderos, regantes, cazadores, criadores de otros de lidia y otros colectivos del mundo han aterrizado en la capital en más de 1.000 autobuses desde toda la geografía nacional. Todos ellos han recorrido, desde las 11 de la mañana, la distancia que separa el Ministerio de Agricultura en la Plaza Emperador Carlos V (junto a la Estación de Atocha) hasta el de Transición Ecológica en los aledaños de la Plaza de San Juan de la Cruz. Esta última cartera ministerial está en el punto de mira por polémicas como la protección de lobo, la tarifa eléctrica o la política hídrica.

«Estoy aquí por ti»

Por la Castellana han circulado tractores, perros de caza y varias personas a caballo dando la nota de color a la presencia de miles y miles de representantes del sector primario. Entre ellos, Eloy que es ganadero en Orense y quien asegura a ABC que lleva semanas vendiendo a pérdidas. «Estoy aquí por ti, para que podamos seguir llevando alimentos a vuestras casas», asegura este ganadero quien tiene un empleado a su cargo. «Si hace falta me aprieto el cinturón lo que sea necesario por él» ha asegurado. Después de hablar con nosotros se despide haciendo sonar con fuerza su cencerro.

personas como la familia Oriol, propietarios de una finca situada entre la Sierra Norte de Sevilla y la Sierra de Horanchuelos (Córdoba) donde poseen una ganadería de 4.000 cabezas de cerdo ibérico donde un producto exquisito: el jamón de bellota ibérico. Han venido toda la familia por un buen motivo: sus 25 empleados. Si el paro de los pequeños transportistas sigue, han asegurado, se verán obligados a sacrificar animales. Su empresa familiar se ha visto afectada por la escalada de precios, especialmente, en la electricidad y los piensos – «los animales solo se alimentan de la Dehesa 4 meses al año pero, ¿el resto del año? De los piensos», han apuntado – y nos piden un favor: «Ayúdenos a proteger el alcornoque, que es patrimonio de España. Nadie lo está haciendo».

Un sector harto del Gobierno

El mundo rural culmina así una serie de protestas, que nacieron como un grito de agricultores y ganaderos contra unos costes de producción desatados (especialmente, por la electricidad y el combustible), pero que posteriormente han ido recogiendo el hartazgo del mundo rural por polémicas como las protagonizadas por los ministros Alberto Garzón y Teresa Ribera, a propósito de las macrogranjas, el lobo y la caza. Además de hacerse eco de las consecuencias de la sequía y, en estos últimos días, tanto del paro de los pequeños transportistas como de los ‘particulares’ tiempos del Gobierno para dar soluciones. Una suerte de ‘plagas bíblicas’, a las que se unen ‘viejos’ problemas como los bajos precios en origen de muchos productos.

Manida o no, la metáfora de la ‘tormenta perfecta’ se ajusta como anillo al dedo al momento que atraviesa el campo español. Lo que también reflejan las 19 reivindicaciones que recoge el manifiesto de esta protesta, que abarcan temas tan diversos como la puesta en práctica de la doble tarificación eléctrica para los regantes – recogida en las leyes de Sequía y Cadena Alimentaria, además de incluida en los Presupuestos de 2021 y 2022- y la exigencia de bonificaciones de un 35% y un 15% en la factura del gasóleo, así como en la de plásticos y fertilizantes. Además de otras peticiones como un Plan Estratégico de la nueva PAC justo (Política Agraria Común), la retirada de la actual protección al lobo; el control de las importaciones de terceros países, la promoción del agroturismo y la retirada de la Ley de Protección y Derechos de los Animales, entre otros puntos.

Las reivindicaciones han llegado desde todos los sectores del mundo rural. El presidente de Asaja, Pedro Barato, ha pedido «respeto por el campo español» y que el Gobierno «no insulte al campo». «Esto no ha terminado aquí. Comienza aquí la defensa del sector primario, o ponen medidas o seguiremos» ha asegurado el líder de la asociación. Otras asociaciones representadas, como la de la caza, han arremetido contra Sánchez, al tildar al Gobierno de «cobarde y entregado a los animalistas», en palabras de Manuel Gallardo, presidente de la Real Federación Española de Caza.

Con total indignación también se ha pronunciado el secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA),Lorenzo Ramos, que ha cargado contra los «especuladores» que se están lucrando con la subida de precios, mientras que Miguel Padilla, secretario general de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), ha expresado su temor ante la escalada de costes, que «puede obligar a muchos agricultores y ganaderos a dejar su actividad y vender sus explotaciones a fondos de inversión».

Entre los asistentes, diferentes inquinas al Gobierno. Los abucheos han estado presentes a lo largo de la manifestación, ante la falta de ayudas a un campo que se desangra con la espiral inflacionista como puntilla. «Estoy aquí por vosotros, para que podamos seguir llevando alimentos a vuestras casas, si hace falta me aprieto el cinturón» ha expresado Eloy, un ganadero orensano que trabaja en una explotación familiar y tiene un empleado.

«¿Has estado últimamente en una, gasolinera?», han respondido Jesús, Angel y Agustín trabajadores autónomos del campo, de la Alcarria conquense a la pregunta de si se sientes afectados por la escalada de los precios. «Se nos ha triplicado el precio de la gasolina y de los fertilizantes» ha lamentado uno de ellos.