Fenacore asegura que la independencia de las comunidades de regantes evita la “contaminación política del agua”
Las define como pacificadoras en el uso del agua al minimizar los conflictos y pleitos en torno a la administración hidráulica
Madrid, 8 de mayo de 2024.– La Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore) asegura que la independencia de las corporaciones a las que representa es determinante para evitar la “contaminación política del agua”. Así lo ha expresado su presidente, Juan Valero de Palma, durante su intervención en la jornada “El agua, su adecuación a las demandas: el verdadero reto”.
Valero de Palma explica que el modelo flexible, abierto y democrático de las comunidades de regantes permite su adaptación a los diferentes tipos de regadíos (tradicionales o nuevos, con aguas subterráneas o superficiales, con abundancia o escasez de recursos…) así como a los usos y costumbres de cada zona y a las condiciones específicas de cada país (clima, hidrología, situación económica…).
Equidad y transparencia
En su ponencia, celebrada esta mañana en el marco del Salón Internacional del Campo (SICampo), el presidente de Fenacore ha destacado que las comunidades de regantes facilitan la gestión y administración racional de las aguas, distribuyéndolas con equidad y transparencia.
Es más, Valero de Palma remarca la gran labor que hacen las comunidades de regantes para la Administración, ya que gestionan y pacifican el uso del agua. A su juicio, son un colchón que minimiza los conflictos y pleitos que se producen en la distribución y administración de las aguas en España. En este sentido, recuerda que cada Comunidad se encarga de resolver todos los problemas que surgen dentro de su zona regable.
En paralelo, el presidente de Fenacore sostiene que las comunidades de regantes facilitan al Estado la recaudación a los usuarios de los costes de funcionamiento y explotación de las obras hidráulicas.
Refuerzo y aumento de tamaño
Por otra parte, Valero de Palma propone algunas medidas para mejorar la gestión hídrica en España, entre las que destaca el refuerzo e incremento de tamaño de las Comunidades de Regantes para lograr con garantías los fines que requiere la administración de las aguas públicas.
Así, además de sugerir el fortalecimiento de organizaciones con suficiente envergadura para agrupar a las comunidades de regantes -como podrían ser la Comunidad General o la Junta Central- y de poner en valor Federaciones de Comunidades de Regantes de Cuenca -como Ferebro, Feragua, Ferduero o Fertajo-, Valero de Palma plantea el apoyo y la incorporación a Fenacore como entidad auténticamente representativa del regadío español y de todas las Comunidades de Usuarios.
Dentro de las propuestas de mejora, el presidente de Fenacore defiende la colaboración público-privada. En su opinión, el carácter de Corporación de Derecho público de las Comunidades de Regantes resulta compatible con una gestión privada de la Comunidad que en principio debe resultar más eficiente y eficaz.
Prestigio y reputación mundial
Valero de Palma valora el prestigio y la reputación internacional que ostenta el regadío español, que ha sido copiado a nivel europeo y mundial, y facilita el crecimiento exterior de las empresas españolas del sector agroalimentario.
Ese prestigio, apostilla el presidente de Fenacore, debe servir para cambiar la percepción social y la opinión pública sobre el regadío: un sector modernizado y sostenible, determinante para garantizar la producción de alimentos, afrontar los retos demográficos y reforzar la lucha contra el cambio climático.
Finalmente, Valero de Palma piensa que los gobernantes y quienes aspiran a representar y dirigir instituciones y entidades públicas como las Comunidades de Regantes deben actuar siempre con ejemplaridad en los comportamientos, transparencia y códigos de Buen Gobierno.
Valero de Palma, también directivo de Alianza Rural, ha participado tanto en la inauguración como en la clausura de una jornada durante la que se han celebrado varias mesas de debate en torno a temas como la relación entre el agua y la seguridad alimentaria, los recursos no convencionales en momentos de escasez, la eficiencia en el uso del agua o el potencial y la problemática respecto a las aguas subterráneas.